1. Camino de los Buenos Hombres

En el año 1244, después de tres siglos de persecuciones, la última fortaleza de los cátaros —hombres y mujeres de una rígida moral, que rechazaban toda riqueza y no creían en la Iglesia católica ni en el sistema feudal— fue derribada. Empezó entonces un exilio desde el Ariege hasta tierras berguedanas, donde los nobles catalanes acogieron algunos de estos fugitivos.  

Es así como surge el Camí de los Buenos Hombres, inspirado en aquel éxodo, que conecta la Fortaleza de Montsegur —allí donde se dio la última derrota de los cátaros— con el Santuario de Queralt. Todo ello suma 220 kilómetros y casi 10.000 metros de desnivel, señalizados con las características marcas blancas y rojas del GR-107.  

Se trata de un recorrido que puedes hacer a pie, lo cual te llevará unos 10 días, en bicicleta o incluso a caballo —rememorando el medio de transporte que muchos de aquellos hombres debieron de usar para exiliarse. Así, durante el recorrido, además de disfrutar de unos paisajes espectaculares, podrás evocar el mundo medieval en ambos lados del Pirineo y recordar la vigencia de valores como la paz, el respeto y la justicia.  

El tramo de camino que discurre por el Berguedà va del Santuario de Queralt hasta Bagà, punto a partir del cual ya se adentra hacia las tierras de la Cerdanya. Por el camino, podrás disfrutar de los frondosos bosques de la Sierra de Ensija, enamorarte de la paz que transmiten los prados alpinos de Rasos de Peguera y, sobre todo, disfrutar de una panorámica de 360 grados de la montaña más emblemática de Cataluña, el Pedraforca, que no perderás nunca de vista bordeándola por Gósol y el Coll de Bauma. 

2. Ruta de las Colonias textiles del Llobregat 

Durante la segunda mitad del siglo XIX, Cataluña vivió un intenso proceso de industrialización en el que las colonias textiles jugaron un papel clave. Si queremos conocer estas colonias, tenemos que ir al Llobregat, a menudo denominado “el río trabajador”. En el Berguedà, en la primera parte de este río, se concentran nada más y nada menos que 14 de estas colonias que, junto con la fábrica de Cal Mestre, conforman un patrimonio único para revivir uno de los capítulos más esenciales de la historia reciente de nuestro territorio.  

Si tienes ganas de conocer el interesantísimo mundo de las colonias textiles, puedes ir a visitar el Museo de la Colonia Vidal, La Torre de l'Amo de Viladomiu Nou, la Iglesia de la Colònia de Cal Pons, la Casa Teixidor Bassacs o la Ruta Cultural de l'Atmella de Merola. Ahora bien, una opción todavía más completa es la Ruta de las Colonias téxtiles del Llobregat, de 32 km en total, que puedes hacer a pie o en bicicleta, empezando en el Pont de Pedret y acabando en Balsareny, bordeando el río Llobregat y siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-C144.  

A lo largo de este camino, que podrás realizar en un solo día si empiezas a buena hora, podrás vivir en primera persona la transición de un paisaje pre-pirenaico, donde el río todavía bajo helado y azul, hasta un paisaje cada vez más industrializado, donde la acción del hombre ha ido alterando, con el paso de los años, la disposición natural del entorno. Además, podrás detenerte en todas y cada una de las colonias, ver las diferencias que hay entre ellas y comparar el estado de conservación. ¡Fíjate bien en las diferentes partes que las conforman! La fábrica, las viviendas, los comercios, la torre del señor… Todo ello forma un pequeño pueblo donde no faltaba de nada.  

Por último, por el camino también encontrarás una gran multitud de sorpresas que van más allá de las colonias. Sant Vicenç de Obiols, entre Cal Rosal y la Plana, es una joya del románico que no podrás perderte. Tampoco podrás obviar el mirador de Cal Lluent, una magnífica atalaya desde donde se puede ver una impresionante perspectiva de Montserrat en los días más claros. Por último, la Riera de Merlès es una joya natural que sin ninguna duda te sorprenderá en el tramo final del camino. 

3. Vuelta por el Catllaràs  

Entre el Valle de LiIlet, el río Arija y la Riera de Mergançol, haciendo de frontera entre el Berguedà y el Ripollès, se extiende una cordillera, a menudo olvidada, donde puedes disfrutar de una belleza natural prácticamente virgen. Se trata de un espacio natural privilegiado y muy singular en pleno Prepirineo de Barcelona, donde tendrás la oportunidad de admirar una gran diversidad de fauna (ciervos, aves rapaces, zorros, ardillas, etcétera) y, con un poco de suerte, podrás observar, de forma totalmente excepcional –dado que en Catalunya solo la encontramos aquí y en el Alto Pirineo–, la mítica flor de nieve, también llamada edelweiss.  

La vuelta que te proponemos se hace en dos días, y parte de la Pobla de Lillet. Desde este rincón encantador, remontarás por un territorio abrupto y muy poco conocido, andando por bellos y solitarios senderos de montaña que te llevarán a Sant Romà de la Clusa, donde se encuentra el pintoresco refugio de la Clusa, punto donde podrás pasar la noche. Esta primera jornada es de 11 kilómetros y 850 metros de desnivel. En el segundo día, después de levantarte en un lugar tan excepcional, harás el retorno al punto de inicio por un itinerario de 17 kilómetros y 450 metros de desnivel.  

Te recomendamos hacer esta ruta con un guía de montaña titulado con amplia experiencia en el Prepirineo, como por ejemplo los que ofrecen en Rutas Pirineos ya que, no solo te llevará por los caminos con seguridad, sino que, además, podrá explicarte una gran multitud de cosas sobre el Espacio de Interés Natural del Catllaràs, la flora y la fauna del Prepirineo, el Xalet del Catllaràs –un edificio diseñado por Antonio Gaudí–, la vida en los refugios de montaña y cualquier otra cuestión relacionada con el Pirineo que le quieras plantear. 

Por todo ello, esta actividad es ideal para hacer durante un fin de semana, siempre que tengas una mínima experiencia previa en montaña. 

4. De Puig-Reig a Ginebret 

En la zona del Baix Berguedà, alrededor de la pequeña población de Ginebret, encontramos una de las pocas áreas boscosas de la zona que no se quemó durante los fatídicos incendios del año 1944. Esta es una ruta idónea para descubrir los bosques supervivientes, formados por pinares frondosos a la umbría, que contrastan con la vegetación más mediterránea de las vertientes sur y la vegetación de ribera cerca de la riera de Merlès y del río Llobregat.  

La ruta parte de la población de Puig-Reig, y consta de 22 kilómetros y unos 700 metros de desnivel positivo. Para encontrar el camino, tendrás que seguir las marcas rojas y blancas de los GRs 270, 176 y 4, así como las marcas amarillas de la Red de Caminos del Berguedà, en función de cada tramo.  

Durante el camino, podrás ver la Colonia Pons, cruzando el Llobregat; la Riera de Merlès, que cruzarás por el Pont de las Canals y la ermita de la Mare de Déu de Ginebret, que corona el montículo donde se encuentra el pueblo del mismo nombre. Se trata de una pequeña ermita románica del siglo XI o XII, que se levanta por encima de las llanuras del Baix Berguedà y del norte del Bages, hecho que le da unas panorámicas extraordinarias prácticamente a los 360°. Desde este punto tan privilegiado, tendrás unas vistas excepcionales de la depresión central y de las montañas de l’Alt Berguedà.  

En el retorno al punto de inicio, pasarás primero por Cal Pallot, una masía del siglo XVI donde también hay la ermita románica de San Andreu de Cal Pallot. Más adelante, llegarás a Periques, otro enclave medieval de especial importancia para los Templarios, que a finales del siglo XIII fueran señores del castillo y término de Puig-Reig donde iniciaron la construcción de una granja-convento: el cortijo de Sant Julià. Finalmente, cruzarás el Llobregat de nuevo, esta vez por el Pont de Periques, y remontarás hacia el punto de inicio y final de esta bonita ruta circular. 

5. De Saldes a Gresolet 

En el norte del Berguedà, entre Saldes y Gósol, se levanta la montaña más famosa de Catalunya, el Pedraforca y, a su sombra, el impresionante Valle de Gresolet despliega todo su esplendor, con grandes paredes, ríos, bosques de abetos y varias construcciones que dan a este pequeño rincón un valor paisajístico y patrimonial inmenso.  

Esta ruta de 12,5 kilómetros y 750 metros de desnivel positivo parte de la plaza Pedraforca de Saldes y se adentra en el territorio de Gresolet, descubriendo todos sus secretos. La primera parada obligada será el Castell de Saldes, donde tendrás una espectacular panorámica del entorno. Desde aquí, siguiendo el Camino de la Costa, llegarás a la casa del mismo nombre, una típica casa de payés de montaña con varios anexos a su alrededor.  

Más adelante, pasarás por el Forat del Llop y la baga de Moronta. Será justo en este punto donde te encontrarás exactamente debajo del mítico Mirador del Gresolet, tan frecuentado los fines de semana. ¡En este caso, podrás observar el mismo paisaje desde una perspectiva muy diferente!  

Finalmente, llegarás al Santuario de Gresolet, uno de los lugares más emblemáticos de la comarca. Elevado respecto del valle, tiene delante el gran bosque de Gresolet, donde se encuentra el abetal más grande del Berguedà y, justo debajo suyo, queda la Casa-Refugio de Gresolet, donde podrás pasar la noche si quieres alargar la estancia en la zona un par de días.  

Para volver, pasarás por l’Estret, donde el valle se estrecha de forma abrupta, para recuperar anchura poco después. Acto seguido, el verde del entorno, el cruce por el paso de las Someretes y la Font del Faig te aliviarán la subida que se acentúa progresivamente hasta llegar al collado de la Creueta. Una vez en el collado, ya solo tendrás que planear para retornar al punto de inicio.